Provisionalidad
En los últimos 7 años he cambiado 4 veces de domicilio. La experiencia de una mudanza es desasosegante y atractiva a la vez. Nunca ves la casa medio vacía, sino medio llena (sea la casa de partida o la de llegada).
Pero una vez que los bultos han salido del hogar, o cuando has llegado al nuevo espacio pero tus cosas todavía no, sigues necesitando de un asidero. De algo vinculado al hecho de escribir. Mi ancla ha sido esta mesa blanca plegable. En ella he escrito siempre durante estos años. Me costó 15 dólares en un hipermercado Costco de Albuquerque. A veces la llevo conmigo en viajes cortos y tengo un escritorio portátil que me hace sentir en casa. En realidad, pienso que esa mesa es mi única casa estable. El problema es que no es estable, se mueve mucho al apoyar mi peso.
Tengo otra de madera, donde yace mi ordenador, que hace funciones de escritorio e incluso de comedor circunstancial. Pero cuando quiero tranquilidad para escribir me desplazo unos metros hacia esta silla con ruedas y esta mesa plegable. Sé que ahí no me va a distraer el parpadeo de ninguna pantalla, y puedo centrarme tan sólo en la escritura.
Silla con ruedas, mesa plegable: muebles con movimiento incorporado.
Tampoco yo puedo estar mucho tiempo en el mismo espacio, en el mismo libro, en el mismo tono, en la misma idea. “Quien escribe siempre el mismo libro”, dice mi amigo Jesús Aguado, “es su propio carcelero”.
Hacer de una mesa plegable el espacio íntimo implica algo, supongo. La consciencia de que (pase lo que pase) escribir es lo único importante, lo que le da continuidad a la existencia.
La consciencia de la provisionalidad de todo.
Incluida la de uno mismo.
© Texto y fotografía: Vicente Luis Mora
Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) es escritor y crítico literario. Sus últimos libros
publicados son la novela Alba Cromm (Seix Barral, 2010), el poemario Tiempo (Pre-Textos, 2009) y el
ensayo El lectoespectador (Seix
Barral, 2012). Su trabajo de
crítica cultural puede encontrarse en http://vicenteluismora.blogspot.com,
I Premio Revista de Letras al mejor blog español de crítica literaria.
Buena idea, Vicente Luis es como un escritor caracol que lleva su mesa dónde quiere. Me gusta.
ResponderEliminarAbrazos
Excelente.
ResponderEliminarYo tengo una mesa igual, con dos salvedades:
1. Es marrón.
2. Nunca la uso.
Abrazar.
Abrazos también para vosotros. Y para Vicente Luis: mi agradecimiento por su generosidad.
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