viernes, 4 de mayo de 2012

José María Pérez Zúñiga






Escritorio

El hombre está sentado ante la mesa, leyendo concienzudamente. A veces demora su lectura, toma algunas notas, fragua un propósito; pero siempre hay algo que lo detiene. Piensa en un argumento rocambolesco, en una intriga que atrape al potencial lector, pero decide que es mejor intentar atrapar el instante. Entonces inicia un diario en el que va apuntando pequeñas certezas. Piensa en seguir un orden cronológico, pero pronto descubre que la medida y el ritmo de su escritura no se corresponden con una sucesión de días, sino que se parecen más a pequeñas revelaciones, a algunas palabras concretas. Los textos son novelas, cuentos, aforismos, poemas, algún ensayo y tentativa, alguna tentación. Le parecen llamas. Y sigue escribiendo. Y se transforma. Hasta que se consume en una llamarada.








© Texto y fotografía: José María Pérez Zúñiga



José María Pérez Zúñiga (Madrid, 1973) se doctoró en Derecho por la Universidad de Granada, ciudad en la que reside. Ha publicado las novelas La tumba del Monfí (Almuzara, 2012), Lo que tú piensas (Kailas, 2008), Rompecabezas (Seix Barral, 2006) y Grimalrisk o bien El juego de los espejos (Dauro, 2002), el libro de relatos El círculo, Abraxas y otras ficciones (Dauro, 2001) y los aforismos y prosas breves de Breviario (Ayuntamiento de Granada, 2005). Algunos de sus cuentos han sido recogidos en antologías como Relatos para leer en el autobús (Cuadernos del Vigía, 2010), Macondo boca arriba (UNAM, México, 2006), Inmenso Estrecho II (Kailas, 2006) o Cuentos del Alambre (Traspiés, 2004). Es columnista de los diarios Ideal y El Mundo.


1 comentario:

  1. Me encantó la forma de redactar del autor, creo que no pudo describir mejor la avalancha de sensaciones que se dejan venir a la mente a la hora de redactar un texto, el momento mismo en que se desprenden todas esas ideas y encontrar la mancuerna que las una con una serie de renglones al papel o al teclado. Toda esa fiesta que se arma al conectar las manos con la mente...
    Sin más ¡Un cordial saludo al escritor!

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