lunes, 26 de marzo de 2012

Alejandro Pedregosa





Este que ves, amigo, es el escritorio de invierno; hay otro para los meses estivales. Y no es que no haya podido encontrar en los setenta metros cuadrados que habito un único espacio para inventar historias y componer poemas, se trata más bien de un capricho, de una costumbre cíclica y trashumante que me ayuda a aligerar los cientos de horas que paso al año sentado frente al ordenador.

El escritorio de invierno es desmontable, una jaima literaria en medio del salón, no vale nada, una mesa plegable sacada de la basura que alguien, con más sensatez que yo, decidió jubilar. En cambio, el escritorio de verano tiene toda una habitación para él, y coloridos cajones, y anaqueles y corchos repletos de notas y postales de amigos que un día, a miles de kilómetros, se acordaron de nuestra amistad y la celebraron con unas breves palabras: Un abrazo desde Glasgow. Hace un frío de cojones. Charly.

Sí, el escritorio de verano es un rey que pasa medio año en el exilio. El de invierno, por su parte, se sabe frágil, quizá no llegue a la próxima estación, puede que lo tire en un ataque de vergüenza o que lo condene al ostracismo del desván para olvidarme así de mis propios inviernos.

El escritorio ignora su futuro. En eso él y yo nos parecemos.








© Texto y fotografía: Alejandro Pedregosa


Alejandro Pedregosa (Granada, 1974) es licenciado en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura por la UGR, gestor cultural y profesor de escritura creativa. Ha publicado los libros de poemas Los labios celestes (Pre-Textos, 2008), En la inútil frontera (Point de Lunettes, 2006), Retales de un tiempo amarillo (Ayuntamiento de Trujillo, 2002) y Postales de Grisaburgo y alrededores (Universidad de Granada, 2001), y las novelas Un mal paso (Ediciones B, 2011), Un extraño lugar para morir (Ediciones B, 2010), El dueño de su historia (Point de Lunettes, 2008) y Paisaje quebrado (Germanía, 2005).  

8 comentarios:

  1. Ese escritorio de invierno eres tú, Pepo, un campamento de batalla, un equipaje ligero, un pensamiento volátil, que vuela, entre el mar y la vega.

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    1. "La sonrisa despeinada de ir en contra de los vientos" dice una hermosa canción de Marea. Pepo

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  2. Me gusta ese cielo azul y blanco que envuelve tus sueños de escritor..

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  3. Un proyecto mu chulo y un invitado que te cagas. Enhorabuena a ambos. Incluso a sendos.

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  4. Intimidad al descubierto del escritor. Menos mal que las ideas no se ven así como así.

    Coherente y magnifico texto.

    Miguel

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  5. Ay, amigos!!! Ay, alumnos!!! Queridos

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  6. Me gusta mucho eso de cambiar de escritorio o simplemente de cambiar, de ser otro. Ser otro con cada nuevo libro, escribir para re-escribirse.
    Gracias por todo Alejandro.

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  7. Pues, me gustaría ver tu escritorio de verano también. El de invierno me resulta acogedor y me recuerda a mis años escolares, cuando hacíamos los deberes todos juntos, en una mesa camilla.
    Yo no me he olvidado de esos inviernos.

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