miércoles, 11 de abril de 2012

Amalia Bautista






Decir que este es el lugar en el que escribo sería mentir. No por lo del lugar, sino por lo de escribir. Hace mucho tiempo que no escribo, y ni siquiera reviso o trato de corregir mis poemas. No me preocupa, sé que esto es así y que la duración de estas fases es indefinida, o que cualquiera de ellas puede ser la definitiva. Sin embargo, aquí escribí el que de momento es mi último poema, hace ya varios meses. 

Así que, aunque no sea el lugar en el que escribo, este es mi escritorio. Está en el rincón más luminoso y menos silencioso de la casa. A mi derecha está la vida que pasa por la calle, a la que me asomo de vez en cuando, con impaciencia y envidia cuando veo el sol desde este encierro elegido, o con el regocijo acurrucado de quien se siente a salvo de la intemperie lluviosa y fría; a mi izquierda está la vida que mis hijas comparten conmigo entre estas paredes, la vida que me regalan, siempre intensa, rica, cambiante y asombrosa. 

El escritorio en sí no tiene nada de particular, es solo un tablero sobre dos cajoneras. El ordenador no es portátil ni moderno ni de tecnología avanzadísima. La silla la compré porque me recordaba a la que tenía mi abuelo en su despacho; sobre ella, un cojín de la India con un elefante de los que dicen que dan suerte. El cajón de madera donde se acumulan papeles procede de un viejo mueble que no llegué a conocer, los lápices que hay en los botes no tienen punta y los bolígrafos no tienen tinta, los libros son los últimos que he leído o los que aún estoy leyendo y en la pared, para pintarme una sonrisa cuando levanto los ojos de la pantalla o del teclado, un mosaico de fotos de mis hijas. Y a veces tengo flores.








© Fotografía: Elisa Alaya


Amalia Bautista (Madrid, 1962) ha publicado los libros de poemas Roto Madrid, con fotografías de José del Río Mons (Renacimiento, 2008), Luz del mediodía (Universidad de las Américas, Puebla, México, 2008), Tres deseos. Poesía reunida (Renacimiento, 2006), Pecados, en colaboración con Alberto Porlan (El Gaviero, 2005), Estoy ausente (Pre-Textos, 2005), Hilos de seda (Renacimiento, 2003), La casa de la niebla. Antología 1985-2001 (Universitat de les Illes Balears, 2002), Cuéntamelo otra vez (Comares, 1999), La mujer de Lot y otros poemas (Llama de amor viva, 1995) y Cárcel de amor (Renacimiento, 1988). Poemas suyos han aparecido en antologías como Las moradas del verbo. Poetas españoles de la democracia (Calambur, 2010), Cambio de siglo. Antología de poesía española 1990-2007 (Hiperión, 2007), Con gioia e con tormento. Poesie autografe (Raffaelli Editore, Rimini, 2006), Un siglo de sonetos en español (Hiperión, 2000), Raíz de amor (Alfaguara, 1999), La poesía y el mar (Visor, 1998) o Ellas tienen la palabra (Hiperión, 1997). Su obra ha sido traducida al italiano, portugués, ruso y árabe.


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