Los libros tienden a la acumulación y, por tanto, al desorden. Pero debajo de ese desorden suelen ocultarse los restos de alguna lógica antigua. Cuando, hace doce años, nos cambiamos de piso, mi mujer decidió que debíamos ordenar nuestra biblioteca por orden alfabético. Como en cada letra había que reservar hueco para los libros venideros, el resultado fue que en las estanterías que habían albergado todos los libros ahora sólo había sitio para un sesenta o setenta por ciento de ellos, y para los demás hubo que poner nuevas estanterías. El tiempo se ha encargado de hacer el resto del trabajo: algunas letras (sobre todo las letras centrales del alfabeto) se han ido llenando antes que otras, y los ejemplares sobrantes han acabado saliendo al exilio hacia las zonas de la A y la Z. Quien se pare a observar mi biblioteca tendrá problemas para orientarse. Yo, en cambio, sé muy bien dónde está cada libro. Estamos, pues, como antes del traslado, cuando mi mujer decía que esa biblioteca era un lío. Lo era, en efecto, y lo ha vuelto a ser, pero un lío que refleja con bastante fidelidad mi propia trayectoria de lector, que, supongo que como todas, es errática y liosa. Entre todos esos libros, sepultada entre papeles y revistas y rodeada de pilas de más libros, está la mesa en la que escribo. Si algo me incomoda de esa mesa no son tanto los montones de papel que se sostienen en delicado equilibrio como los muchos cables que, al igual que la mala hierba, han ido echando raíces entre los rincones: el cable del ordenador, el del disco externo, el de la impresora, los de los diferentes cargadores, otros cables que yo mismo no sé si tienen algún uso o lo tuvieron o tendrían que tenerlo. Siempre digo que algún día pondré orden en la mesa. Pero ese “algún día”, por supuesto, está situado en un futuro definitivamente incierto.
© Texto y fotografía: Ignacio Martínez de Pisón
Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) es autor, entre otros, de los libros de cuentos Foto de familia (Anagrama, 1998), El fin de los buenos tiempos (Anagrama, 1994) y Alguien te observa en secreto (Anagrama, 1985), las nouvelles recogidas en Antofagasta (Anagrama, 1987), las novelas El día de mañana (Seix Barral, 2011; Premio de la Crítica), Dientes de leche (Seix Barral, 2008), El tiempo de las mujeres (Anagrama, 2003), María bonita (Anagrama, 2001), Carreteras secundarias (Anagrama, 1996), Nuevo plano de la ciudad secreta (Anagrama, 1992) y La ternura del dragón (Anagrama, 1984), el ensayo Enterrar a los muertos (Seix Barral, 2005) y el libro de reportajes Las palabras justas (Xordica, 2007). Ha escrito guiones cinematográficos como el de Chico & Rita (junto con Fernando Trueba, 2010), Las trece rosas (Emilio Martínez Lázaro, 2007) o la adaptación de Carreteras secundarias (Emilio Martínez Lázaro, 1997). Sus libros han sido traducidos a una docena de idiomas.
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